martes, 17 de junio de 2014

Violinista tocando en una plaza de la Ciutat Vella (Irene Escudero) La incipiente necesidad gubernamental de acotarlo todo puede volver locos a los músicos que quieran hacer giras callejeras por nuestro país, ya que las exigencias varían desde dar un euro al día por tocar en León, saberse al menos diez canciones en Bilbao o los mareos de cambiar de sitio cada cierto tiempo en muchas ciudades. En Ibiza, los Swindigentes cuentan que “el único día que fuimos a tocar en la calle la policía local nos requiso los instrumentos de una manera muy violenta tratándonos como criminales e insultándonos e intentando vejarnos, tuvimos que pagar 450 euros para recuperarlos y aún así nos decían que no nos los devolvían hasta 15 días”. Coger la guitarra y echarse a la calle ahora es mucho más difícil (e ilegal).

No hay comentarios:

Publicar un comentario